La Inteligencia Artificial es la combinación de algoritmos y técnicas computacionales diseñados con el propósito de crear máquinas que emulen capacidades cognitivas humanas.
El precursor del término Inteligencia Artificial es John McCarthy, que lo definía así: "La Inteligencia Artificial es la capacidad de un sistema para interpretar datos externos correctamente, aprender de esos datos y usar ese aprendizaje para alcanzar objetivos y tareas específicas a través de la adaptación flexible."
Las principales características de la Inteligencia Artificial son:
La IA tiene la capacidad de aprender de la experiencia y mejorar su rendimiento con el tiempo, sin necesidad de programación explícita. Esto se logra principalmente a través del machine learning y el deep learning.
Los sistemas de IA pueden analizar y procesar cantidades masivas de información de manera rápida y eficiente, identificando patrones y extrayendo conocimientos relevantes.
La IA puede adaptarse a nuevas situaciones y entornos, modificando su comportamiento en función de los cambios en los datos o las condiciones temporales.
Los sistemas de IA son capaces de aplicar lógica y razonamiento para resolver problemas complejos.
Muchos sistemas de IA pueden percibir y comprender su entorno a través de sensores y procesamiento de señales, como el reconocimiento de imágenes o el procesamiento del lenguaje natural.
La IA puede aplicar el conocimiento adquirido en un dominio específico a situaciones nuevas y diferentes, generalizando a partir de la experiencia previa.
Los sistemas de IA tienen el potencial de mejorar constantemente su rendimiento a medida que se exponen a más datos y experiencias.
La clasificación de la IA surge del intento de conceptualizar el desarrollo progresivo de sistemas inteligentes en función de su capacidad para imitar y superar las habilidades humanas. Estos vienen determinados por su capacidad para realizar tareas específicas o generales, su nivel de autonomía y su relación con la inteligencia humana.
Los tres tipos de Inteligencia Artificial se basan en su evolución histórica, limitaciones y posibilidades.
La Inteligencia Artificial estrecha o débil es aquella que está diseñada para realizar una tarea concreta o un conjunto limitado de tareas (por ejemplo jugar al ajedrez). Sus limitaciones son que necesita datos relevantes para aprender y mejorar en su área específica de aplicación, y que no tiene autoconsciencia ni comprende el contexto más allá de la tarea asignada.
Algunos ejemplos comunes de este tipo de IA son el motor de búsqueda de Google, el juego del genio Akinator, los algoritmos de recomendación de plataformas como Netflix o Amazon y los asistentes virtuales como Siri o Alexa.
La Inteligencia Artificial General es la que está presente en los modelos de lenguaje extensos como ChatGPT, Gemini, WolframAlpa, Perplexity, etc. Las principales características de estas herramientas de IA son: tiene capacidad de razonar de forma contextual, es flexible y se encuentra en constante aprendizaje, y puede realizar tareas muy variadas a partir de las instrucciones recibidas (Prompts).
La IA General se puede aplicar a diferentes campos científicos como la biomedicina, arquitectura, música, física abordando problemas interdisciplinarios y complejos. No obstante, presenta limitaciones en cuanto al consumo de recursos (principalmente agua y electricidad provistos a través de grandes centros de datos) y requiere avances significativos en computación y neurociencia.
Este tipo de Inteligencia Artificial no existe actualmente sino que se trata de su evolución teórica e hipotética.
La IA Super Inteligente sería capaz de tener consciencia propia y realizar tareas sin intervención humana (por ejemplo en la conducción autónoma o el uso de robots). Si bien traería consigo enormes avances para el desarrollo de la humanidad, el hecho de que pensase por sí misma daría lugar a que tuviera sus propios objetivos y fines, lo que podría conducir a la extinción del ser humano. La idea de la rebelión de las máquinas es un tema que se ha explotado de forma recurrente en el ámbito del cine y la literatura.
La incorporación de IA en las bibliotecas universitarias está transformando sus servicios, permitiéndoles adaptarse a las nuevas demandas de acceso a la información y soporte en investigación académica.
Una de las aplicaciones que tiene la Inteligencia Artificial en el ámbito de la investigación académica es la minería de datos: La IA permite analizar grandes volúmenes de datos de investigación, encontrar conexiones y descubrir nuevas áreas de interés. Esto es particularmente útil en estudios interdisciplinarios y en la identificación de tendencias emergentes.